“CRISTIANOS COPTOS, UNA FORMA DE VIDA”
La Iglesia copta, fue fundada en Egipto en el siglo I. Su nombre deriva de la palabra griega "aigyptios" (egipcio). Según la tradición, la Iglesia copta tiene su origen en las prédicas del evangelista San Marcos, autor del Segundo Evangelio en el siglo I.
En la actualidad, se estima que los coptos son cerca de 60 millones, repartidos entre Egipto, Etiopía, Eritrea, Sudán y Sudán del Sur, siendo la religión mayoritaria en Etiopía y Eritrea.
El autor decide afrontar este proyecto en Etiopía, por ser el país con mayor número de coptos y donde es la confesión mayoritaria, más de un 60% de su población, además de por considerarse, de alguna manera, como un "lugar sagrado", focalizando su atención en el centro y norte del país, especialmente en la ciudad de Lalibela, Gondar y en los numerosos templos y monasterios diseminados en las distintas islas próximas al Lago Tana, en Bahir Dar.
Etiopía se encuentra situada geográficamente en uno de los lugares más conflictivos del planeta. En pleno Cuerno de África, comparte fronteras con países como Somalia, Sudán, Sudán del Sur o Eritrea, donde la inestabilidad y la guerra son una amenaza constante.
Los etíopes son un pueblo orgulloso de su cultura, sus tradiciones y su religión en particular, existiendo una estrecha relación de la iglesia con la sociedad.
La llegada de los portugueses a finales del siglo XV fue providencial para los cristianos etíopes, en situación desesperada ante el Islam.
En la actualidad, la Iglesia copta etíope (en amárico, "Yäityop'ya ortodoks täwahedo bétäkrestyan") cuenta con unos 60.000 sacerdotes diocesanos, de escaso nivel teológico. En cambio, el nivel de los monjes – unos 12.000 repartidos en 800 monasterios – es netamente superior.
Sus habitantes acuden diariamente a misa envueltos en mantos y túnicas de algodón blanco. Las ceremonias religiosas se celebran en "ge´ez, la lengua litúrgica oficial, del imperio Aksum.
La liturgia etíope ha recibido influencias de las tradiciones judía y siria, así como de la copta alejandrina. A estos elementos venidos del exterior hay que añadir numerosos factores autóctonos, propios de la piedad popular e imaginativa de los etíopes: ceremonias folclóricas de cantos y danzas de ritmo africano, acompañadas por instrumentos musicales de percusión.
La influencia del judaísmo se ve plasmada en distintos ritos de origen hebrero (circuncisión de los niños, festivos sábado y domingo, las mujeres no pueden asistir al templo durante la menstruación, los fieles se quitan los zapatos cuando entran al templo, el ayuno, etc...)
Lalibela, la ciudad santa de los ortodoxos etíopes
Lalibela es un pueblo perdido en las tierras altas al norte de Etiopía, de difícil acceso, alberga uno de los conjuntos arquitectónicos más impresionantes del mundo: una docena de iglesias talladas en roca viva, en bloques únicos, a 15 ó 20 metros bajo el nivel del suelo.
Cuatro de las iglesias están aisladas; las demás se encuentran unidas a la roca madre, bien por alguna pared o bien por el techo, y se distribuyen en dos grupos principales, separados por el canal de Yordanos, que representa el río Jordán, pero comunicadas entre sí por túneles, pasadizos y trincheras.
Sus templos siguen en activo como el primer día, acogiendo los ritos, plegarias y salmodias ortodoxas. Es a primera hora de la mañana, de seis a siete, cuando las iglesias de Lalibela adquieren vida propia y sumen a los fieles en un trance matinal impulsado por los sonidos de los tambores y las voces repetitivas de los salmeadores, mientras los sacerdotes bendicen a las personas llegadas de los alrededores.
Con este trabajo, el autor quiere brindar un homenaje al pueblo copto, tanto por ser la primera religión cristiana establecida en el continente Africano, como por mantenerse firme en sus convicciones religiosas, pese a las complicadas y duras dificultades históricas que han sufrido y siguen sufriendo en la actualidad.
En el proyecto, y muy especialmente en la selección de estas 60 obras, sobre un total de más de 10.000 imágenes, realizadas entre finales de Febrero y principios de Marzo de 2013, el fotógrafo pretende reflejar:
• Las peculiaridades de esta cultura y sus arraigados sentimientos religiosos
• La manifestación religiosa diaria y permanente, manteniendo sus ritos y tradiciones ancestrales, con tremendo apego a la cruz copta, tanto en collares como en signos corporales, rezos y misa diaria junto a la lectura de los libros sagrados
• Sus vestimentas tradicionales como el "chal blanco de algodón" que cubre la cabeza y la mayor parte del cuerpo de la mujer, o los mantos blancos y ocre para los hombres.
• La tradición de entrar descalzos a los lugares sagrados (iglesias, monasterios, ...)
• La llegada de los peregrinos y las horas previas a la entrada a la Iglesia
• Los sinuosos y angostos túneles de acceso a las subterráneas Iglesias de Lalibela
• Cómo la religión se vive de forma intensa, especialmente en ciudades sagrados como Lalibela.
(Algunas imágenes de la exposición)